domingo, 11 de marzo de 2012

Malapropismos, paronomasia, adnominatio

Son todos términos menos de andar por casa que nuestro apartado «cagadas de la peña», naturalmente. Pero vienen a ser lo mismo, aunque aluden a algo más específico, pues las «cagadas» engloban cualquier fantabuloso fenómeno lingüístico callejero.

El primero, malapropismo, viene del inglés malapropism, que procede de malapropos, es decir, «inadecuado», «inapropiado» o «inoportuno». Malapropos viene a su vez del francés, mal à propos, esto es, «mal a propósito». Y todo, al parecer, a raíz de un personaje de una obra de teatro llamado así, Malaprop, porque hablaba con lo que no se nombra pero sí suena. Para más información, hay que visitar la Wiki, porque el DRAE no lo recoge. 

El segundo sí viene en el DRAE. La paronomasia consiste en la colocación de dos palabras muy parecidas desde el punto de vista fonético pero de significado dispar muy juntas en un discurso. Como, por ejemplo, el famoso «Donde dije digo, digo Diego». Pero lo que interesa a El Callejero es la llamada paronomasia por reenvío implícito, que es el hecho de confundir un término por otro parecido y hacerse la «dicha» un lío para regalar los oídos con excelsos momentos de hilarante gloria palabril, como, por ejemplo, en las frases «¡Qué frío hace al viento imperio!» o "Es que tengo las piernas abarrotadas y las cañerías instruidas". Para más información sobre paronomasia, nada mejor que el Diccionario de lingüística de la UB.

Para acabar, adnominatio es lo mismo que lo dicho pero mejor, porque suena a abominatio, término que se aproxima con bastante acierto a lo que uno siente al oír joyas como «¡Ay, qué calor, qué soborno!» o «Es un estudio muy diestéfano, con luz genital y todo».

También se llama a esto inculteces, a raíz del programa de Radio Nacional del mismo nombre presentado por Xosé Castro.

Pues eso, que nada (en la ambulancia), simplemente unos conceptos para añadir a vuestra coyuntura mientras navegáis por el Manubrio o hacéis dobles en la playa. Que si pensáramos más antes de hablar, otro canto nos gallaría.

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